Crónicas de una travesía
Este año nos tocó escribir desde un escenario nunca imaginado: la vida comunitaria reconstruyéndose a través de plataformas virtuales y llamados telefónicos.
Arrancamos con la ilusión de los nuevos desafíos que nos proponía la programación 2020 en nuestra Casa y ya casi finalizamos este año inédito, con sabor a “raro”. Un “raro” que vino de la mano de un mundo nuevo que fuimos descubriendo junto a ustedes; un territorio poco conocido, lleno de preguntas y con la única certeza de que nuestra misión era seguir para adelante, acompañarnos y mantenernos cerca. Les spoileamos el final de esta historia: estamos felices y orgullosos de lo que logramos construir en el área de actividades y cultura.
Sin embargo, no fue nada fácil rearmar y adaptar nuestra propuesta cultural. Lo primero que pensamos es que debíamos ver cómo sostener las actividades de cada semana, para lo que fue esencial contar con el gran equipo de voluntarios y con la continuidad de los participantes regulares.
Tenemos que decir que, a pesar de las dificultades técnicas y personales que se les iban presentando, ellos fueron nuestros mejores co-equipers. Porque el éxito de nuestras actividades es gracias al feedback permanente y a un diálogo cotidiano. Fue un día a día para ir adaptándonos a las necesidades y ganas que iban surgiendo.
También con los docentes vivimos así la reformulación de las propuestas en el formato virtual: llevó tiempo, paciencia, aprendizaje, y especialmente “buena onda” para sacarse los miedos. Ahora podemos decir que nos sentimos más cerca, no porque hablamos más seguido, sino porque vivimos juntos esta “travesía”, y eso vino de la mano de una comunicación más cotidiana, amorosa y familiar con ellos.
De igual modo, fue un gran aprendizaje para nosotras, como equipo de coordinación, encontrar una dinámica de trabajo que nos ayudara a sostener la estructura que estábamos desarrollando junto al resto del Staff. Requirió de flexibilidad, apoyo y confianza mutua en lo laboral, y de fortalecer nuestro vínculo personal para lograr nuevamente la sinergia que nos tenía mal acostumbradas.
Queda mencionar la tercera pata del área, que es el leitmotiv de nuestro accionar: el sentido que llevan los contenidos de las propuestas. Hemos descubierto que los contenidos tienen una potencia especial. Más que meras propuestas de cursos, nos sirven de excusas para ofrecer puentes que invitan a conectarse con lo comunitario, con la espiritualidad, con un otro que vibra como uno.Estas “propuestas puente” nos permitieron ampliar nuestro proyecto comunitario que busca, esencialmente, seguir siendo significativos en la vida judía.
En un tiempo donde el aislamiento tiene tanto protagonismo, decidimos poner el foco en aquellas actividades que permiten acercarnos y conectarnos con la vida comunitaria; sosteniendo las que ya venían funcionando, garantizando su continuidad y cuidando los grupos de pertenencia que se hicieron entre los participantes, a cargo de cada docente.
El punto superador de esta nueva situación fue gracias a la creatividad y a la libertad con la que trabajamos día a día. Saber que las ideas (nuestras, de los docentes y de los participantes) se pueden materializar en una propuesta cultural nos permitió romper las viejas estructuras y pensarnos en este espacio virtual, que nos mantiene unidos y siendo parte de una fuerte red, que nos potencia a las diferentes instituciones comunitarias.
Así, con la cabeza abierta y con el compromiso de cada uno de nosotros, logramos trascender en tiempo, espacio y contenidos.
Ahora vivimos un proyecto comunitario potenciado y, gracias a que nos animamos a transformar las estrategias, logramos seguir juntos.
Es un placer ser parte de esta Comunidad, trabajando profesionales y voluntarios, para alcanzar la máxima calidad, con todo el amor que solo se consigue cuando todos tiramos para el mismo lado.
Desde las actividades para los más pequeños hasta las propuestas para los mayores, hoy podemos decir que somos una sola área: la Comunidad Amijai.
Y lo más importante, nosotras también nos sentimos abrazadas y contenidas por esta Comunidad.
Fanny Eiberman y Laura Slafer
Equipo de Coordinación
Actividades culturales