Contá Conmigo


Por LAURA SLAFER, WALTER LIEBHABER Y MARIANA PARMA

 

Amor y continuidad en tiempos de pandemia

El viernes 20 de marzo del corriente año se nos informó a través de los medios y para cuidar la salud de todos que, momentáneamente y hasta nuevo aviso, nuestra Comunidad Amijai debía cerrar sus puertas por tiempo indeterminado.

Cancelar las puertas de la Comunidad implicaba que no habría más actividades ni encuentros presenciales: sociales, culturales, solidarios y espirituales.

Esto nos trajo grandes interrogantes. ¿Cómo seguiríamos siendo una Comunidad sin nuestro espacio físico de reunión? ¿Habría alguna manera de trascender? ¿Podríamos lograr sentir la cercanía a pesar de la distancia? ¿Cómo mantenernos unidos, a pesar de la imposibilidad del encuentro real?

Por vez primera en nuestra Comunidad, como en todas las demás congregaciones, se nos indicaba que no se realizara su mito fundacional: convocar, reunir gente para continuar con sus actividades y ceremonias. ¿Cómo continuar?

Mientras tratábamos de entender y elaborar esta nueva realidad, íbamos y veníamos evaluando y probando, con muchos interrogantes, acerca del cómo trasladarnos al mundo virtual, cómo continuar juntos, a pesar de la distancia física. ¿Cómo mudar nuestra Comunidad al modo virtual, cómo permanecer unidos, y acompañarnos bajo nuevas formas, conocidas por algunos, desconocidas por otros, pero en pos de la permanencia de nuestra unión, de nuestros preceptos, de nuestros valores?

Entendimos desde el primer momento que en este escenario había que saber actuar rápido, con inteligencia, cautela, seriedad y mucha responsabilidad.

Lo importante era desarrollar un protocolo de trabajo, con lineamientos claros, precisos, concisos, y convocar gente con ganas de ser parte de esta iniciativa que buscara congregarnos, contenernos y sostener los lazos en la virtualidad. Y así, nuestro primer objetivo fue lograr conformar un equipo de voluntarios -algunos pertenecientes a la rama de la salud mental y diferentes profesionales de otras áreas- con tiempo y sensibilidad para abrazar este proyecto.

Fue así como logramos fundar el Proyecto “Contá Conmigo”. Diseñamos un flyer que convocara a todos aquellos que quisieran acompañar a una persona de manera telefónica, con el objetivo de construir una red de cuidado y contención comunitaria que minimizara el impacto negativo y doloroso del aislamiento social en virtud de la salud de las personas, en principio dirigido hacia aquellos miembros de nuestra Comunidad que dada su avanzada edad entraba en grupo de máximo cuidado.

Decidimos denominarlos “Miembros Asignados” y a nuestros colaboradores, “voluntarios”.

Obtuvimos un gran número de voluntarios dispuestos a ejercer su misión. Su tarea era esencial: mantener un contacto telefónico con nuestros miembros asignados, mayores, fundacionales de nuestra Comunidad con la sugerencia de una llamada semanal; con el objetivo de acompañar, escuchar, brindar apoyo, detectar necesidades, vehiculizarlas, orientar y contener. 

La propuesta era un llamado semanal que buscara generar empatía y que, en muchos Casos, fue (y es) un diferencial enorme en el cómo transitar cada día esta cuarentena tan extensa, opresiva, difícil y aún sin fecha de caducidad, lamentablemente.

Logramos convocar y reunir un excepcional equipo de voluntarios donde cada uno de ellos consiguió dar rienda suelta a sus propios recursos en pos de generar vínculos de conexión, responsabilidad y cariño, evaluando en cada caso el estilo de sus llamadas, la duración de las mismas, la periodicidad, los horarios, los objetivos a resolver; el poder vehiculizar aquellos deseos, inquietudes o necesidades de nuestros miembros mayores en pos de lograr mantener la cohesión, la red, el estar juntos; a pesar de la adversidad.

Son innumerables los logros producidos; nuestros voluntarios han logrado ser puente para con aquellos miembros con dificultades tecnológicas, médicas, como así también domésticas y sociales. Inclusive se ha logrado que muchos de nuestros miembros mayores participen activamente de nuestras actividades virtuales y de nuestro quehacer solidario, sea el asistir al Kabalat Shabat online, participar de cursos online como en el reconectarse con amistades de los grupos a los que asistían presencialmente, como también el tejer bufanditas y chalequitos y preparar viandas para los comedores y merenderos a los que asistimos semanalmente.

Nuestra red fue creciendo, inclusive trascendió las paredes de Amijai; muchas veces a partir de nuestros miembros mayores, quienes nos solicitaban contactemos a sus amistades, familiares o a todos aquellos que ellos detectaban requerían también de nuestro acompañamiento. Y así lo hicimos, y así lo hacemos hoy en día.

No todo este proceso fue sencillo, hemos ido supervisando y chequeando nuestro accionar, en busca de respuestas frente a interrogantes que iban surgiendo; nos encontramos también a lo largo de este tiempo con muchos miembros mayores con dificultades tecnológicas, falta de tablets, o bien dificultad para manejar computadoras, y la solución en muchos de los casos se encontró en el antiguo y devaluado teléfono, que pasó a tener un papel primordial a la hora de comunicarnos y establecer puentes, mantenernos unidos, juntos, en Comunidad, a pesar de la distancia física.

Somos más de 100 voluntarios que acompañamos a más de 300 adultos mayores en estos 5 meses de cuarentena. ¡Y seguimos! ¡Y vamos por más! Acompañando, compartiendo y conectando a través de la palabra, la escucha, la espiritualidad.

Equipo de coordinación –  Staff Profesional Amijai
Laura Slafer
Walter Liebhaber

Equipo de coordinación – Voluntarias
Claudia Zaid
Diana Scharovsky
Elena Gradel
Lidia Grichener
Mariana Parma
Marina Degtiar 
Susana Faiman

No queremos dejar de mencionar a Gabriela Sasson y a Matías Bomse que nos acompañaron en el comienzo de este proyecto.

 

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