Transformación constante
Por Grace Cobe
Entre todas las propuestas de Amijai que nos religan con nuestras tradiciones y nuestros rituales está la mikve. El baño ritual es, como dice en Levítico 11:36 «Solo un manantial y un hoyo, una concentración de aguas,permanecerán puros».
La mikve nos regala la posibilidad de la transformación constante gracias a la inmersión en sus “aguas vivas”.
Del agua venimos, en el agua nos formamos hasta que estamos listos para nacer. Ese impulso de vida que emerge del líquido matricial da inicio a una nueva historia de vida. La nuestra, la de cada uno.
Vamos construyendo nuestra historia, y en ese proceso muchas veces aparecen obstáculos que nos piden un cambio, una renovación, una nueva perspectiva que nos permita seguir avanzando.
La sola presencia de la mikve es el poderoso símbolo de que la transformación es posible. Nos recuerda que hay una nueva posibilidad.
Para algunos, sumergirse en sus aguas es un despertar a la conciencia, una purificación espiritual.
En mi experiencia, la mikve no fue ese lugar donde por arte de magia se produjo el cambio que necesitaba. La magia fue todo el proceso que me llevó a ella. Ese darme cuenta de mis limitaciones, sentir la angostura que oprime a la vez que texturiza, pero que necesita expandirse, cambiar, trascender.
La magia apareció con las preguntas, la reflexión, la necesidad de cambio y el saber que la mikve estaba allí, lista para recibirme en su profundidad, y ayudarme en la transformación que estaba necesitando.
A la mikve se llega, cuando sentimos que ya podemos despojarnos completamente, desnudarnos de aquello que nos atrapa, cuando estamos listos para iniciar la siguiente etapa. Y una vez allí, en la soledad de ese espacio tan íntimo, comenzar a descender los siete escalones, dejando en cada uno de ellos esa parte que nos pesa y nos detiene, para sumergirnos por completo nuevamente en el agua del origen, esa que nos forma y transforma.
Retornar al útero que nos reconecta a la fuente de la vida y a su energía renovadora, para luego volver a emerger, re-nacidos, purificados.
La mikve me enseñó que, tan importante como entrar, es salir. No podemos permanecer mucho tiempo abajo del agua. Hay que volver a recorrer sus siete escalones, pero esta vez en ascenso, con la conciencia expandida, con la esperanza y la confianza que siempre hay algo nuevo esperándonos para seguir escribiendo nuestra historia.
Amijai cuenta con una mikve, y un grupo de voluntarias que, entusiastas, acompañamos a quienes desean o necesiten darle un nuevo inicio a alguna faceta de sus vidas. Los rituales tienen el fin de ser ese punto de pasaje entre un estado y otro. Es la materialización de ese proceso de gestación interior que en algún momento necesita salir a la luz.
Este es el regalo de la mikve…. Esperando a quien desee un nuevo comienzo.