Testimonios de las voluntarias de Alma
“Ser parte de Alma hizo que esta pausa significara mucho más que cuidarnos. Al focalizar la energía en nuestros proyectos, este año desafiante obtuvo un sentido especial, trascendente y multiplicador”.
Elena Gradel
“Siempre me gustó decir que soy una judía del siglo XXI y que Amijai me entiende. Nunca supe bien a qué me refería. Hoy sí. Independientemente del nivel de religiosidad, el judaísmo es ALMA. Es que sea una fiesta el preparar viandas los domingos y que sea una cita que suma a amigos de mis hijos, que haya convocado a mi mamá y a mi cuñado y que él haya sumado a su mamá y ella a su sobrino, una cadena de contagios para que alguien en algún lugar la pase un poquito mejor. Para mí, mi judaísmo (el del siglo XXI) es esta gran red de contención que al final del día nos trae certidumbre a todos ante tanta incertidumbre”.
Caro Zang
“Una piedra arrojada en un estanque provoca ondas concéntricas que se ensanchan sobre su superficie… Objetos que estaban cada uno por su lado, en su paz o en su sueño, son como reclamados a la vida, obligados a reaccionar, a entrar en relación entre sí”. Gianni Rodari, fragmentos de «La piedra en el estanque».
“Así fuimos reclamadas las mujeres de Alma. Obligadas a reaccionar ante las necesidades de los más vulnerables… Las palabras despertaron emociones y actuamos en consecuencia. La palabra fue HAMBRE y nos convertimos en cocineras, proveedoras de productos no perecederos y deliverys para alimentarlos. La palabra fue FRIO y buscamos en nuestros armarios prendas para abrigarlos. La palabra fue NIÑOS y les enviamos golosinas y juguetes para alegrarlos. Nos unimos, nos organizamos, nos multiplicamos, nos fortalecimos. Establecimos vínculos indestructibles entre nosotras. Educamos a nuestros hijos dentro de los valores del judaísmo involucrándolos en la confección de carteles amorosos que decoraron las viandas. Pertenecer a ALMA MUJERES AMIJAI marca un antes y un después en mi vida. ¡Gracias!”.
Irma Ferszt
“El modelo judío del tiempo es un espiral. Si bien el tiempo avanza hacia adelante, también progresa a través de las estaciones y en un abrir y cerrar de ojos nos encontramos nuevamente en Rosh Hashana. Cada vez que pasamos por el tiempo de las fiestas de nuestro calendario podemos percibir un camino cíclico. Y este año todo cambió, no fue lo mismo y buscamos adaptarnos. Gracias a los avances tecnológicos, a pesar de las distancias, pudimos estar juntos, acompañarnos, compartir y ayudar. Nos vimos enfrentados a la creatividad y a la innovación de la relaciones y de nuestra Comunidad. Estábamos lejos pero cerca, el edificio se transportó a las pantallas, a los teléfonos. Y en un click estuvimos juntos nuevamente. Una pequeña palabra, un gesto amable, una canción, una breve expresión de atención e interés transformó a nuestra Comunidad en un lugar más lindo, más cálido. Ese interés, esa atención convirtieron esta pandemia en un triunfo, transformaron una tristeza en una alegría.Este espiral nos encontró y nosotros nos transformamos y nos adaptamos para seguir. En Alma, encontramos en la necesidad el espacio de la acción. Citando al Rab Najman de Breslov en Alma: Nunca perdemos la esperanza, encontramos la alegría y un motivo de felicidad en todo lo que nos ocurre».
Daniela Lachster
“Innovar y adaptarme para poder alimentar con el alma a quienes más lo necesitan fue un valioso y disfrutable desafío cotidiano. Agradezco la oportunidad de pertenecer a este espacio que gestionamos con compromiso, confianza y sobre todo con profundo amor”.
Patricia Waingarten
“Como nutricionista, Alimentando el alma me dio la oportunidad de pensar un plato ideal que no sólo fuera hermoso y nutritivo sino también una mezcla de AMOR y TIEMPO. Estos ingredientes juntos demuestran claramente el afecto y la solidaridad. Lo más valioso que tiene una persona es su tiempo. Poder brindarlo en este proyecto me llenó el alma de emoción”.
Caro Sassoon
“¡Cómo creció Alma! Mantenemos el compromiso con el otro, con el alma y el corazón. “Alimentando el alma” nos potenció, nos enseñó, nos llenó de energía. El corazón explota de alegría y, al mismo tiempo, de tristeza y emoción. ¡Sigamos sumando para el próximo año con luz y esperanza!”.
Lili Alfandari
“Pertenecer a Alma significar ayudar y dar a quien lo necesita. Estoy orgullosa de ser parte de este grupo”.
Perla Lirman
“Orgullosa de pertenecer a un equipo inmenso de trabajo, lleno de pasión y compromiso hacia el otro. Es pura bendición”.
Denise Pinto
“Alma hace realidad una serie de campañas permitiendo llevar alegría a los niños y saciar el hambre de mucha gente. Esto nos genera una sensación de plena de felicidad y gratitud.”
Rita Besser
“Alma me enseñó que queriendo se puede lograr hasta lo inesperado”.
Diana Scolnik
“Este año tuve el honor de entrar al «corazón de Amijai»: Alma Mujeres Amijai. Ellas entregan su tiempo a tareas imprescindibles siempre al servicio de la comunidad ampliada. Me enseñaron que con unión, fervor, pasión y amor solidario todo se puede. Alma me estimula para poder dar todo lo que esté a mi alcance y poder devolver la contención amorosa que las caracteriza. ¡Gracias de todo corazón!”.
Zulema Lichtensztejn
“Alma es solidaridad, empatía, compañerismo, amistad, pertenencia y sobre todo amor al prójimo. Siempre tratamos de hacer lo posible para poder llevar ayuda a los que más lo necesitan. Orgullosa de poder pertenecer a este maravilloso grupo”.
Silvia Hammerschlag
“Alma toca el alma de cada una para llegar a otras almas y así sentir que vas por el camino del bien. ¡Gracias a todas por ser tan generosas y ayudar a brillar!”.
Rossana Cassab
“Alma es un espacio donde poner el amor al servicio de los demás. Brindar y brindarse en cuerpo y alma para la tarea. Poner nuestra creatividad, nuestro ser más profundo, sintiendo que la vida tiene siempre sentido, siempre misión. Soy inmensamente feliz de pertenecer y de dar todo de mí en este voluntariado. ¡Gracias Amijai, por permitirme ser parte!”
Majo Icardi
“Agradezco profundamente haber encontrado un espacio en esta Comunidad. En Alma Mujeres Amijai se construyó un maravilloso y espontáneo puente de solidaridad, generosidad y empeño para ayudar desde el anonimato total, a aquellos que hoy más lo necesitan. La pandemia, el aislamiento, la soledad, el camino hacia una búsqueda interior dejaron al descubierto las urgencias y compromisos con los que menos tienen. El sentido de la tzedaka cobró aún más importancia. Alma, con su corazón abierto desinteresadamente todos los días, me hace vibrar de emoción, haciéndome sentir tan pequeña y tan grande a la vez, junto a ellas. ¡Solo gratitud! Porque aún en cuarentena, o tal vez a causa de ella, pude reencontrarme espiritualmente conmigo misma, con el otro y la Comunidad”.
Lili Fuks