André Citroën: el gran ingeniero automotriz judío


Por RAÚL VOSKOBOINIK‎

 

André Citroën nació en París el 5 de febrero de 1878, hijo de Lévie Citroën, diamantista judío neerlandés, emigrado a esa ciudad en 1873, y de Masza Amelia Kleinman, judía polaca originaria de Varsovia.

Su apellido “Citroën” quiere decir “limón”;  lo heredó de su abuelo quien en los Países Bajos era llamado “Limoenman” porque se dedicaba a la venta de limones.  Después de haber emigrado, Lévie Citroën cambió la ortografía de su nombre, añadiendo una diéresis para hacerlo más francés.

De niño Citroën, inspirado en la Torre Eiffel y en las novelas de Julio Verne, soñaba con hacerse ingeniero algún día. Ya de grande, habiéndose graduado en esta profesión, Citroën viajó a Polonia para conocer el lugar donde había nacido su madre. Ahí observó a un carpintero que estaba trabajando con un engranaje de espina de pescado. Citroën se dio cuenta de que estas piezas podían ser usadas en automóviles para hacerlos más discretos y más eficientes. Compró la patente al carpintero y después modificó los diseños hasta que logró hacer un motor que usara engranajes de doble hélice.

La compañía Mors integró sus engranajes para mejorar los autos que ya producían. En 1906 Citroën se convirtió en el director de la compañía. Al estallar la Primera Guerra Mundial las fábricas de artículos comunes empezaron a producir armas y Citroën pronto adquirió renombre por ser un experto en incrementar la productividad de las fábricas. A punto tal que empezó también a hacerse cargo de la fábrica Renault, la cual ya contaba con 35.000 empleados construyendo armas. El rol que desempeñó Citroën fue clave para armar debidamente los ejércitos aliados y asegurar su victoria.

Tras la guerra en 1919, Citroën fundó su propia compañía de automóviles y en tan sólo doce años se convirtió en la cuarta compañía de coches más grande del mundo. Principalmente fue famosa por su modelo de tracción delantera, que revolucionó el mundo automovilístico desde varios ángulos. Por ejemplo, fue el primero en usar suspensiones independientes en las cuatro ruedas y en usar un motor de tracción delantera. La compañía invertía grandes cantidades de dinero en investigación, sin tomar en cuenta las necesidades económicas de la empresa. Este hábito terminó por llevarla a la quiebra, por lo cual fue comprada por su proveedor de llantas Michelin.

Citroën murió al año siguiente de cáncer, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, París, con una ceremonia judía realizada por el rabino principal de la ciudad. Numerosas calles parisinas tienen su nombre. Tras su muerte, la compañía mantuvo la línea de su creador y continuó invirtiendo en investigación, fue pionera en muchas de las tecnologías más importantes para la industria automotriz, como frenos de discos modernos, amortiguadores y direccionales. Se convirtió en una de las marcas más icónicas en el mundo.

Datos curiosos

Citroën era emprendedor, visionario, humano y creativo. Era un tipo sociable, abierto, afable y cercano a sus empleados. Visitaba a diario su fábrica de París y -según cuentan- conocía a casi todos sus empleados por su nombre. Fabricó el primer auto fabricado en serie en el Viejo Continente, el Type A Tourer. En 1920, de la fábrica salía un coche cada 10 minutos, un ritmo de fabricación nunca visto hasta entonces. En 1926, Citroën producía 400 vehículos diariamente. André estaba realmente comprometido con llevar los avances tecnológicos al mayor número posible de personas. El Type A Tourer de Citroën fue el primer auto ‘asequible’ de la historia en incorporar arranque y sistema de iluminación eléctricos. Su esposa, Giorgina Bingen, fue pionera en su época, al familiarizar a las mujeres con los automóviles y con la habilidad para conducir. Fue cofundadora del Automobile Club Féminin de París.

André fue de los primeros industriales en proporcionar una paga extra a sus empleados  y fue un adelantado en marketing y publicidad: empezó a enviar correo postal directo a potenciales clientes, además de invertir en carteles y publicidad impresa. Además, en el 7º Salón del Automóvil de París en 1922, un avión escribió ‘Citroën’ en el cielo: la primera vez que se veía algo así en Europa.

Por si lo anterior fuese poco, entre 1925 y 1934 André pagó para que la torre Eiffel estuviera iluminada con 250.000 bombillas (y más de 600 kilómetros de cableado) con su apellido, ‘Citroën’, visible desde kilómetros. De hecho, fue esta iluminación la que guió a Charles Lindbergh durante los últimos instantes de su travesía del Atlántico, en el que fue el primer vuelo transatlántico de la historia. Desarrolló el primer coche de tracción delantera producido en serie de la historia, el Citroën Traction Avant.

De carácter humano y comprometido con lo social, André Citroën montó en sus fábricas instalaciones médicas con todo tipo de especialidades gratuitas para sus obreros así como salas de ocio y descanso, comedor, gimnasio, guardería con pediatra y una sala de lactancia. En el caso de las mujeres, si  quedaban embarazadas recibían apoyo económico por nacimiento, una ayuda mensual durante los primeros años de vida de los niños y un mes pagado de convalecencia. Fue, sin dudas, un adelantado a su época.


Bibliografía: Voskoboinik‎, R. (20 de octubre de 2019). Aurora Israel. Obtenido de aurora-israel.com.il: https://www.aurora-israel.co.il/adre-citroen-el-gran-ingeniero-automotriz-judio

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