La chispa que mantuvo encendida Kirk Douglas, última leyenda de Hollywood

CIC - Centro de Investigación Cinematográfica

 

El 10 de Shevat 5780 (5 de febrero 2020) falleció el famoso actor Kirk Douglas a los 103 años de edad.

Entre sus más de ochenta películas recordamos especialmente la que protagonizó en 1966, “La sombra de un gigante”, film norteamericano en el que interpretó a un oficial de su país que se alistaba en la causa israelí durante la Guerra de Liberación en 1948. También interpretó en 1976 el papel de Itzjak Rabin en “Victoria en Entebbe”.

Kirk Douglas, en “El loco del pelo rojo”, “Espartaco” y “Senderos de gloria”

En sus últimos años se lo vio en las sinagogas con frecuencia. Algo había cambiado en él. Este hombre, que desde su temprana edad había resuelto dejar el judaísmo — a pesar de que, según sus propias palabras, “nunca había dejado de respetar el ayuno del Yom Kipur”–, produjo un espectacular retorno a sus raíces, luego del accidente sufrido el 14 de septiembre de 1991.

Aquel día su helicóptero chocó contra una avioneta que estalló y sus pasajeros fallecieron. Milagrosamente, Kirk Douglas solo sufrió la rotura de varias costillas y heridas de consideración. Internado en el hospital, al despertar algunas horas más tarde, comenzó a preguntarse: “¿Por qué todos murieron, aunque eran más jóvenes, y yo no?”.

Luego de aquel accidente aéreo, su vida tuvo un giro importante, con permanente búsqueda de retorno a las raíces. De a poco comenzó a darse cuenta de que la respuesta estaba en el judaísmo. En ese mismo judaísmo del que a su corta edad había tratado de huir.

Nació en un hogar judío como Isur Danielovitz Demsky en un barrio pobre de Nueva York el 9 de diciembre de 1916. Sus padres habían llegado poco antes a los Estados Unidos.

Su padre era ropavejero y en su hogar reinaba una atmósfera judía. Isur, quien también se hacía llamar Isidore, se destacaba en el estudio de la Torá.Fue entonces que sus vecinos, judíos ortodoxos, pensaron en juntar el dinero que le permitiese seguir sus estudios en una Yeshivá y que lo convirtiera en rabino del barrio.

Kirk contó que a los catorce años lo aterrorizaba la historia de la AkedatItzjak, la “ofrenda de Abraham y su hijo Itzjak” y tenía pesadillas en las noches. Soñaba que Abraham venía hacia él con un filoso cuchillo. También lo asustaban las ropas y sombreros negros de los ortodoxos que veía en su barrio.

No lo resistió y huyó del judaísmo, creyendo que ya nunca más lo alcanzaría.

Sin embargo, pasaron muchos años y finalmente ese accidente de aviación lo hizo replantearse aquella manera de escapar.

Lo único que lo mantenía ligado al pueblo judío era el ayuno de Yom Kipur. “Ese día siempre ayuné. No importaba si estaba filmando con Burt Lancaster o con John Wayne; en Yom Kipur, siempre estaba en ayunas”.

Douglas declaró entonces:

“¿Acaso alguien puede decidir por su vida a los catorce años? Sin embargo, hay muchos que parecen satisfechos de abandonar la religión, por lo que aprendieron a los catorce años de edad y yo he sido uno de esos estúpidos”.

Para poder costearse sus estudios de Arte Dramático, debió hacer todo tipo de tareas, desde trabajar de botones, hasta pelear en el ring. Fue así que pudo solventar la matrícula para estudiar en la universidad y obtener luego una beca, que le permitió asistir a la Escuela de Arte Dramático de Nueva York. De esa manera, en 1946, a sus 29 años, pudo comenzar su carrera cinematográfica.

Cuando su hijo Michael era niño, lo sorprendió al preguntarle: “¿De dónde vienen nuestros ancestros?”. Kirk quiso pensar como Isur, pero antes que nada, sintió el impacto de la pregunta.Sabía que sus padres venían de un lugar de Rusia llamado Moguilev, pero se deprimió al observar que ya habían muerto todos sus antepasados, quienes habrían podido explicárselo mejor.Fue entonces que sintió la necesidad de saber más sobre su identidad, reprochándose que un hombre que no conoce a sus antepasados tampoco sabe quién es él.Ya habían pasado más de 20 años que había huido de la Yeshiva, sintiéndose perseguido por quienes querían para él un futuro religioso.En sus comienzos había ensayado con poca suerte en el teatro de New York. Y, así como los rabinos querían retenerlo para que siguiera en la Yeshiva, en el teatro se sintió expulsado, cuando alguien observando su rubia cabellera, le dijo: “Cuando tengamos un papel de nazi, te llamaremos”.

Kirk Douglas junto a su hijo Michael en noviembre de 2018 (VALERIE MACON/AFP)

En plena crisis de identidad, luego de la pregunta de su hijo Michael, se hallaba inmerso en sus pensamientos, cuando de pronto, encontró la respuesta en su propia habitación. En uno de los muros colgaban las litografías de la serie de la Biblia de Marc Chagall. Allí, en ese mismo instante, Kirk entendió que había recuperado a sus antepasados. Abraham, Itzjak, Yaakov, Moshe, David, Rivka, Rajel, Lea, etc… ¡Ellos eran los ancestros! ¡De ellos tenía que contarles a su hijo Michael! Siempre expresaría su agradecimiento a Chagall por hacerle recordar el hermoso linaje del que descendía.

Ni bien se recuperó del accidente aéreo, Kirk Douglas viajó a Israel, donde filmó cuatro películas tras doce años de ausencia. Llegó con su esposa a la habitación del Hotel Rey David en Jerusalén, e inmediatamente se sintió impulsado por una fuerza inexplicable. No pudo esperar a cambiar su ropa. Corrió hacia el Kotel, justo a la hora en que el sol se ponía, para colocar su papel en el muro y depositar allí su oración. “Dios responde a todos los rezos,aseguró, aunque a veces la respuesta sea no”.

Estando en el Kotel una joven guía le indicó: “Aquí es donde todo empezó”, y relató la historia del sacrificio que Di-s le pidió a Abraham, que tanto lo había impactado a los catorce años. “Ese lugar, reflexionó Douglas, representaba el comienzo de mis dudas, y el final de ellas”.

Kirk contó que, en esa ocasión, pasó Shabat en una casa en el corazón del barrio judío. Esa noche cerró sus ojos y se reencontró con “Isur”. A través de las velas de Shabat, vio el rostro de su madre y sintió que había retornado a casa.

Kirk Douglas en el Kotel, Jerusalén (MENAHEM KAHANA / AFP)

Douglas se volvió más observante y celebró un segundo bar mitzvá a los 83 años. Estudió Torá todas las semanas con el Rabino David Wolpe. Participó activamente en la congregación Aish Ha Torá de Los Ángeles y ayudó a sostener económicamente el Aish World Center en Jerusalén. De hecho, el teatro de dicho edificio lleva su nombre, al igual que el Douglas Garden de Jerusalén.

Su actividad como filántropo es muy conocida. Donó unos 50 millones de dólares a lo largo de su vida a escuelas, hospitales, sinagogas y entidades de caridad. Decidió, además, dejar gran parte de su fortuna para proyectos solidarios.

Kirk Douglas o “Isur Danielovitz Demsky” no fue sólo “una cara bonita”, sino un judío comprometido con su identidad, su tradición, su historia y el porvenir de su pueblo. Gracias a mantener la chispa viva, aun con una sola Mitzvá, la del ayuno de Yom Kipur, hizo que volviera a encenderse nuevamente.


Bibliografía
Enlace Judío México. (6 de febrero de 2020). Obtenido de enlacejudío.com: https://www.enlacejudio.com/2020/02/06/la-chispa-que-matuvo-encendida-kirk-douglas-ultima-leyenda-de-hollywood/
Jew of the Week. (s.f.). Obtenido de jewoftheweek.net: https://www.jewoftheweek.net/2020/02/05/jew-of-the-week-kirk-douglas/

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