“El Fin” es un cuento de Borges que relata la muerte de Martín Fierro presenciada por un pulpero de nombre Recabarren, quien mira la escena postrado en su cama a raíz de un episodio cerebro vascular. Aparentemente no puede hablar, pero es Borges quien toma la palabra de este testigo ocular y cuenta que Martín Fierro murió acuchillado por un mulato,quien vengaba así la muerte de su hermano, ocurrida años atrás en manos del payador.
El cuento narra el fin de esta manera, pero en la obra de José Hernández Martín Fierro pierde el duelo de payadas con el mulato.No, su vida. Lo interesante del cuento es el hincapié que se hace en el testigo que observa la escena, siendo Borges quien da testimonio de la misma.
El testimonio es considerado como la declaración que hace una persona para demostrar o asegurar la veracidad de un hecho por haber sido testigo de él. En la antigüedad el testimonio se utilizaba como sinónimo de testigo, como aquél que ha observado un cierto acontecimiento. En derecho, el testigo es quién declara sobre los hechos, mientras que el testimonio es la denominación que recibe su declaración. También es la prueba que sirve para confirmar la verdad de una cosa.
Ni Borges, ni Recabarren, ni José Hernández pueden ser testigos completos.Solamente Martín Fierro muerto podría serlo, pero paradójicamente, por eso mismo, no puede testimoniar.
La película “Denial”, aquí conocida como “Negación”, presenta un caso verídico sucedido en Londres en 1994. Relata lo sucedido en un juicio por una demanda por difamación entre la historiadora Deborah Lipstadt y David Irving, historiador negacionista del Holocausto. Este último sostenía que en Auschwitz (la máquina más grande de matar de la historia) ningún ser humano había sido asesinado, cuestionando las pruebas del asesinato masivo de judíos en la cámara de gas. Irving lleva a juicio a Lipstadt por difamarlo como mentiroso y falsificador de la historia en su libro “Negando el Holocausto”.
En el Reino Unido, si alguien acusa a otro, la carga de las pruebas recae en quien acusa y, en lugar de que Irving tuviera que demostrar que no había mentido, es Lipstadt la que tiene que defender su acusación. Esto se llama justificación de la defensa.
En una escena Deborah discute con sus abogados porque estos no quieren que los sobrevivientes declaren como testigos. Entonces ella pregunta: “¿No quieren su testimonio?…Un juicio del Holocausto y ¿sin testigos?”. Y una sobreviviente agrega: “Debemos testificar,queremos dar voz a los que no lo lograron…tenemos que ser escuchados”.
A pesar de ello, los abogados siguen con la estrategia de no poner en tela de juicio al Holocausto sino a Irving, centrándose en sus mentiras y sus motivos para mentir. Por eso no hacen falta los testigos oculares del horror. No desean exponerlos en el estrado ya que Irving podría humillarlos si no recordaran bien todos los detalles o se confundieran si una puerta estaba a la derecha en lugar de a la izquierda…dando lugar a que se los tildara de mentirosos y poco confiables en sus relatos.Si al equivocarse los testigos, podrían ser factibles de ser acusados de mentirosos, entonces se podría afirmar que tampoco era verdad la existencia de campos de concentración, ni Holocausto ni nazis cometiendo asesinatos.
Luego de un largo juicio, la defensa de la justificación tiene éxito y se comprueba que Irving había distorsionado la historia, había incurrido en contradicciones y había ocultado datos. Por lo tanto, no era confiable como historiador. Luego del veredicto Deborah le dice a una sobreviviente: “Serán recordados, la voz del sufrimiento fue oída.”
Jean–Jacques Moscovitz en su libro “Soñar Con Reparar La Historia” llama “forclusión construida”al negacionismo,así como era una parte del plan de supresión del pueblo judío borrar las huellas de su exterminio.
En la película “Shoah” Claude Lanzmann filma maquetas que utiliza para poder describir el crematorio, los vestuarios y una gran cámara de gas dónde se podía gasear hasta tres mil personas a la vez, pero el procedimiento en sí no se puede mostrar. Dice Moscovitz que “Shoah” nos hace abordar los asesinatos en masa de los campos de exterminio de una manera que pone en acto,con gran pudor, lo que tienen de irrepresentable. El pudor de no decir más, de lo que no puede ser dicho. Comenta: “Nada puede venir a recordar la obscenidad de las imágenes de sufrimiento o de horror sino esta maqueta tan sobria en lugar de las cámaras de Auschwitz, lo irremediablemente irrepresentable”.
En una entrevista el director de Belzec, Guillaume Moscovitz, dice que su película nació de un viaje a Polonia y que, cuando llegó al campo de exterminio, su shock fue ver que NO HABIA NADA QUE VER, un campo sin fosas, un resto de osamentas quemadas transformadas en polvo, un pasto blanco que interpela y una pregunta: “¿Dónde están los muertos?”.
Muchos de mis escritos requerían de un campo testimonial tal vez como un intento de darle borde a una experiencia límite. Lo que me interesa en éste es ver las diversas formas que tiene lo testimonial de presentarse.
Primo Levi dice”…No somos los supervivientes los verdaderos testigos, son ellos los musulmanes, los hundidos, los testigos integrales”. El musulmán, nombrado así por su manera de postrarse, no reacciona, es lo más cercano a la muerte. Entonces, ¿cómo puede ser el verdadero testigo aquél que no puede testimoniar?
Por lo tanto tendríamos diferentes testigos:
- El testigo ocular, el que estuvo y volvió, pseudo testigo como la sobreviviente de la película “Negación” que estuvo pero no puede testimoniar sobre la muerte.
- El testigo que estuvo y murió y que, junto al musulmán, muerto en vida, no puede testimoniar justamente por estar muerto.
- El testigo que va y no ve nada, como le ocurrió al director de cine Guillaume Moscovitz.
Por lo tanto,nohaytestigocompleto.Untestimonioposiblearticularíalastresformasdepoder testimoniar porque ninguno en sí es el testimonio. Tarea imposible porque a cada uno le falta algo. Tanto al testigo ocular como al que va y no ve nada les falta la experiencia de la muerte, y el que estuvo y murió no volvió para testimoniar sobre ella.
Necesité de Auschwitz y de las tres formas de testimoniar para confirmar que siempre en ellas hay algo que falta y a su vez una imposibilidad de representación de la muerte.Nadie volvió para contarnos sobre ella. Entonces no es posible testimoniar la muerte. Testimonio imposible en el que pretendemos que el otro en su relación con la verdad reproduzca aquello que falta. A su vez somos seres sociales y parlantes, por lo que necesitamos de los otros que transmitirán su verdad, y es así que tampoco será posible el auto-testimonio, ni la autobiografía ni el autorretrato completo dado que estamos coloreados por estos otros decires que nos constituyen.
La verdad queda del lado del otro posibilitando un saber que permita interrogar lo real que corre bajo esa verdad sin pretender alcanzar leyes últimas verdaderas.
El testimonio es un intento de simbolizar lo real, así como lo son los ritos fúnebres, los velorios,los entierros.
¿Qué me enseña Auschwitz? Que no se puede llegar a lo real de la muerte a través de un testimonio completo como las tres modalidades del testimoniar antes mencionadas. Simplemente porque estamos frente a un imposible, ante una falta irreductible cuyo único testimonio posible es el de la imposibilidad de testimoniar.
Beatriz Bernath
Hija de sobrevivientes de la Shoá
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